Palma de cera es uno de los símbolos nacionales de Colombia

Los colores del trópico en los símbolos nacionales de Colombia

Nos bailamos hasta el himno y paseamos por un valle mágico con palmas cubiertas de cera. Les contamos todas las gamas de los símbolos nacionales de Colombia

Si sumercé tuviera la posibilidad de representarse en un símbolo, ¿cuál elegiría? ¿Ha pensado alguna vez en su persona como un color o como otros seres vivos? Si pensara en su terruño, ¿qué tonos elegiría para pintarlo? ¿A qué planta o flor olería? ¿Cuál sería el animal con el que quisiera que lo asociaran? Y si hiciera un escudo de ese pedazo de tierra que le vio nacer, ¿cuál sería su forma? ¿Qué palabras le gustaría incluir? ¿Cuáles elementos tendrían que ir en él? Imagino que todas esas preguntas se hicieron los próceres para crear los símbolos nacionales de Colombia. También imagino que las explicaciones de la heráldica y lo cromático son las aspiraciones de cómo nos gustaría ser pensados por quienes nos desconocen. Algo así como la foto de perfil del país, solo que con explicaciones un poco más elaboradas.

El camino de los símbolos nacionales de Colombia

Hablar de símbolos es mencionar la representación de la identidad. La conformación de ellos en todos los países fue la manera de materializar los ideales de república y nación que hoy definen pertenencias. A través de ellos se generan convenciones y se emplean asociaciones con cualidades que buscan significar el lugar donde se nace. El emblema nacional por antonomasia es la bandera. Hace poco me generó curiosidad por qué el rojo y el azul están en la mayoría de ellas. En respuesta breve a esa pregunta, partamos de la historia propia, de la bandera de Colombia.

Aunque se ha institucionalizado un discurso que explica el origen de la bandera, la verdad es que es inconcluso. Hasta chismes han salido del porqué de los colores: por el color del cabello, los labios y los ojos de una querida de Bolívar. Otras asociaciones son más pintorescas: que por los tonos del arco iris. Algunas son más hegemónicas: que del escudo de armas del segundo viaje de Colón o los colores más comunes de la heráldica. El hecho es que inicialmente la bandera no tenía las franjas horizontales, sino verticales. La explicación oficial cuenta que en 1819 Francisco Antonio Zea dio la primera razón registrada. El amarillo, signo de unión federal; el azul, océano que nos separa de España y el rojo antiesclavista, sangre de quien perpetúe la esclavitud.

Colores de la bandera de Colombia
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Escudo de Colombia ilustrado por Bogotá Chirriada

Escuderos y cancioneros

Del escudo de Colombia se dice que es un símbolo de símbolos porque está conformado por varias de nuestras figuras principales. Cuentan que su primera aparición se dio en 1834 y que desde entonces ha sufrido pocas variaciones. Está dividido en tres franjas —como la bandera—. La primera, alude a la riqueza; la segunda, a la conquista de la libertad y la tercera, al poder geográfico estratégico. El cóndor y el laurel de la parte superior son la representación gráfica del lema de la nación: “Libertad y orden”. La controversia es igualmente un emblema nuestro, con gran fortuna para cada adaptación institucional tenemos cuestionamientos. Por ello, de las muchas interpretaciones, una versión extraoficial imperdible es la de Bernardo Salcedo en Primera lección.

Para seguir con la onda artística, hablemos del himno nacional de Colombia. Un poema musicalizado que sabe a café. Es la canción de las emisoras radiales a las 6:00 a.m. —con el primer tinto de la mañana—. Y se repite a las 6:00 p.m. —con el cuncho del día—. Desconozco si en otros lugares ponen a traquear el himno todos los días. Lo que sí es cierto es que cada que suena en un evento deportivo la sacralidad envuelve al país que sea. El nuestro fue lanzado el 11 de noviembre de 1887. Algo así como para prender la farra por el día de la independencia de Cartagena. Rafael Núñez —entonces presidente de Colombia— escribió la letra y Oreste Sindici lo musicalizó. Pero fue oficializado hasta 1920, por lo que Sindici no vio la fama y murió en la pobreza lejos de su natal Italia.

Flora y fauna de Colombia, sus símbolos naturales

El sueño de volar es tan viejo como la existencia de los humanos en la Tierra. En todas las culturas, de Oriente a Occidente, ha estado presente la representación del vuelo como supremacía o divinidad. Por supuesto, no escapamos a ella. Nuestro anhelo de sobrevolar los Andes y arrancar el corazón desde las alturas nos llevó a vernos en el cóndor de los Andes. Aquel que purifica el hogar y mantiene el equilibrio con su limpieza.

Rozar el cielo, tocar las nubes o esconderse entre ellas, más allá del ave nacional llegó a ser nuestro árbol. Así, la palma de cera del Quindío, residente en el Valle del Cocora, se consagró como uno de los símbolos nacionales de Colombia. Sus hojas en forma de abanico, y la alusión a la victoria la llevó al lado izquierdo del alma de lxs colombianxs. Dicho así por Luis Vidales, de quien hay un pedacito de sus letras a nuestro árbol en el billete más codiciado del país. Es la casa de aves y la sombra de otras plantas, también es insignia cultural y uno de los puntos obligatorios de foto colombiana. Déjela sana, evite hacer sus ramos de semana santa con ella.

Bien cerquita del cobijo y arrullo de la palma de cera, creciente en muchos de los ecosistemas del país, está la flor de mayo. La orquídea, flora nacional de Colombia, es una hechicera de colores y del erotismo con sus órganos sexuales fusionados. También llamada Cattleya trinae, fue la escogida entre las más de 4.000 especies de orquídeas que pueden ser encontradas en nuestro territorio. Una batalla reñida en el país de las flores, donde los ojos se pierden entre el colorido, la belleza y las bondades de cada una.

Cultura y tradición colombiana

¿Sí o no que a uno le pega el olor de las flores y de las montañas con solo leer sobre orquídeas y del vuelo del cóndor? El país de la fiesta y la cultura popular se caracteriza por ser exponente del trópico, al tiempo que de paisajes variados. Las curiosidades nuestras van de decir que el árbol nacional de Colombia está recubierto de cera a que comemos pollo con miel, así de excéntricos. Con gran fortuna, seguimos siendo un país que se aferra a las tradiciones rurales. 

De manera que hay símbolos patrios de Colombia que no fueron aprobados por ninguna ley, pero que identifican a cualquier colombinx. La chiva y el tejo son algunos de ellos. El sombrero vueltiao, hecho de caña flecha; las mochilas, hechas de algodón fino y las ruanas, fabricadas con lana virgen, también entran en esa selección. Son patrimonio cultural, al tiempo que productos de la riqueza de nuestra flora y fauna. 

Por todo lo que contamos elegir cuáles son los símbolos nacionales de Colombia es una tarea difícil con tanto para escoger. En Bogotá Chirriada nos arriesgamos a hacer la postal de los icónicos. Nos trama que el cóndor sea el ave más grande del mundo y se pasee por toda la Wiphala, hace resonar nuestra identidad. Nos fascinan las orquídeas, tienen el poder de atrapar con su encanto y de embellecer a la tierra —como una Colombia en versión diminuta—.  Y nos parece muy bacano que la palma sea la más alta del mundo y que haya elegido este paraíso tropical como casa.

El cuidado de la tierrita

Parece infinita nuestra riqueza, aunque de tanto creerlo se está agotando. La preservación de nuestros emblemas naturales y culturales llegó un poco tarde a la conciencia. Chévere que el discurso protector del medio ambiente se preserve y le reste paso al afán de la explotación de la tierra. Sumercé sabe que es necesario ponerle un buen tatequieto a quienes se preocupan por la acumulación de unas monedas y van devorando nuestro territorio. Es lo que tenemos, no hay más. A pesar de nosotros, las tonalidades de la biodiversidad siguen vibrando y nuestras montañas y mares se recuperan del paso que damos por ellos.

Escritora: Laura Campo

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