De artistas a humanistas han pretendido descifrar la cultura popular. Les traemos una intuición de cómo se ve y por qué fascina en el país que vio nacer a Macondo
Aquello que llamamos cultura popular puede ser tan extenso como todo lo que el gusto por el folklor, el arte y la identidad permita. Prueba de esto fue la mágica revista Hojas de cultura popular colombiana, un proyecto del Ministerio de Educación Nacional de mitad del siglo XX. Esta publicación de mucha riqueza gráfica y temática divulgaba la vanguardia artística del país. Las páginas se nutrieron desde planos de arquitectura de las capitales departamentales hasta partituras para piano de música tradicional colombiana. Todo concentrado en entregas mensuales que buscaban recorrer las regiones del país para exaltar lo que parecía bello a ojos de sus editores. ¿Pero era esa realmente la cultura popular de Colombia?
Nuestra definición de cultura popular
Señalar una cultura colombiana se hace imposible por la variedad que somos, un poquito de todo, el propio De Todito. Lo que no quiere decir que ese mestizaje nos haga uno, sino distintos y auténticos. Definirnos en lo popular tiene que ver con los lugares donde nacimos y nuestra historia social. Aun así, hay rasgos que nos enlazan, de esos vamos a hablar mientras se acomoda y escucha esta pachanga colombiana. Algo que nos caracteriza de entrada es el gusto por la música. Eso lo atestigua el más de centenar de festivales musicales que hay en toda la extensión del territorio. La cultura y tradiciones de Colombia están atravesadas por sones de instrumentos.
Hace poco me di a la tarea de hacer una lista de reproducción con las canciones nuestras que todx colombianx se sabe. En nada tuve un inventario de vallenatos, cumbias, chucuchucus, champetas, salsas, baladas, rock… y eso, las más famosas. De ahí en adelante, currulaos, joropos, guabinas, carrangas, porros, reguetones y un gran etcétera se quedaron por fuera. Sin duda, lo más apreciable de las manifestaciones culturales de Colombia es su variedad y diferencia. Eso se lo han pillado los músicos actuales, por eso de repente tenemos polifonías de ritmos ya conocidos en las canciones que más pegan.
Aquí les compartimos otra playlist de nuestra autoría.
Ajá, y ¿qué más está en el combo de las tradiciones colombianas?
Lo primero es nuestra manera de expresarnos. Sí, en todas las culturas hay adagios, pero las expresiones colombianas tienen su propio tumbao. Comienzan en onomatopeyas y terminan en dichos que sabrá Mandrake [1] de dónde salieron. Luego está la comida, la gastronomía colombiana tiene tantos sabores como paisajes. Cada terruño sabe a lo que cultiva, y eso en uno de los países más biodiversos del mundo es tener sabores sin fin para explorar. Puedes pasar un año entero probando una fruta distinta cada día, las más de 400 variedades fueron promotoras del bocadillo y el salpicón. Al ser el país con más aves, orquídeas y mariposas, el colorido es la marca de nuestras ropas y accesorios.
Es posible que del trinar de los pájaros tengamos ese cordón umbilical con los sonidos. Más los dos mares que nos atraviesan, al vaivén de las olas, como se ha enriquecido la música, se ha gozado el danzar. De las manifestaciones culturales de Colombia que más se destacan es el baile. Somos reconocidxs en todo el mundo por alegrar la fiesta y bailarnos hasta los himnos. Mejor aún, “No hay una cadera que se esté quieta donde yo estoy”, al decir de Totó La Momposina. La pregunta ¿qué fue primero: el huevo o la gallina? Puede rehacerse para saber el origen de la danza y los carnavales. Los encuentros del baile y la fiesta colombiana se han extendido al punto de hacer zapatear a quien se nos junte en cualquier circunstancia.
También hay cultura popular ilustrada
La importancia de la cultura colombiana se debe a la interpretación que hemos dado de la exuberancia natural en lo cotidiano. Nuestro sentido estético se representa en la elección de los colores para decorar, que es otro de los diálogos con la biodiversidad. Y va más allá, se cuela hasta nuestros anuncios y crea tipografías autóctonas. Escribimos como hablamos, no solo en las palabras que escogemos, sino en la caligrafía que usamos. Por ello, hablar de una cultura popular se hace tan múltiple, porque va desde el tono en que decimos buenos días. Siempre vas a diferenciar cuándo te saluda un rolo y cuándo un costeño. Y no únicamente por el acento, también porque las palabras que seleccionamos para referirnos a los otros son nuestra popularidad.
Bogotá Chirriada ha tenido como bandera reconocer los íconos de nuestra singularidad y ponerlos en circulación a través de diferentes objetos. Más allá de fabricaciones, hay una apuesta permanente por honrar las tradiciones más importantes de Colombia. Esto es visible a través de tangibles en la tienda e intangibles como este artículo. En esa búsqueda ha sucedido la identificación de nuestro acervo en vehículos, como la chiva, y en deportes nacionales, como el tejo. La intención de este proyecto es mostrar el territorio con la admiración y pasión de quienes nacimos en él y lo habitamos.
¿Por qué es importante nuestra cultura popular?
Cuando alguien de afuera visita nuestro país de lo primero que se enamora es de su aura. Casi siempre se le dificulta describir qué fue lo envolvente y único, con frecuencia es la comunión de muchas cosas. Esos encuentros, los legados de Colombia, están mezclados en paisajes, sonidos y sabores que se concentran en las personas. La calidez, el sello de nuestra personalidad es la reunión del folklor que nos forja como colombianos. Lo expresamos en todas las sensaciones que hemos contado y, más allá, en la sabiduría popular de nuestras palabras.
Somos nuestras culturas populares, la naturaleza vasta que forja este terruño, así como lo que extraemos de ella. Tan extendida, diversa y espléndida como los Andes, el Magdalena, Mavicure, el Amazonas o el Pacífico. De todas las tonalidades que sea posible percibir y tan atractiva que corre el riesgo de hacerse imitable. Así pues, Colombia no tiene una ciudad ícono porque el sello de autenticidad envuelve a todo el país y nuestro acervo está concentrado en Macondo.
Glosario
[1] Adagio colombiano para significar que no se sabe algo. Para más de esto: https://caracol.com.co/programa/2017/12/22/dos_y_punto/1513984417_277792.html
Escritora: Laura Campo